lunes, 30 de mayo de 2011

Algo sobre historia del rock

Mantener un blog actualizado, publicando al menos una entrada por semana, ha sido imposible para mí. Espero terminar con la racha y rescato una entrada de mi último intento, porque pocos espermatozoides son valientes pero los que lo son merecen este trato. Esperad contenido de esta guisa, o totalmente desubicado. La parte de la justificación me la salto, no me apetece.

Decía así :
Que la historia del rock es la historia (común, sin duda, a todo el arte, y hasta al propio ser humano) de la imitación ha de ser reconocido por cualquiera que se asome a esta música con una actitud mínimamente crítica y con aspiraciones de objetividad. En efecto, la condena que sufre el hombre en cuanto a su vivir diario, pragmático, limita su imaginación, abocándolo a un ensayo constante que en raras ocasiones nos deleita con elusiones significativas. Intentaré explicar por qué, a mi juicio, son estos saltos temerarios los que verdaderamente merecen la aprobación y el reconocimiento de los últimos responsables: el público.

Si el cine es (no recuerdo a quién ni cómo cito) "la mayor ecuación no resuelta entre industria y arte", la música rock no se queda atrás. Varias etapas lo atestiguan: desde la plaga de adolescentes trajeados que inundó los últimos 50's, velando las connotaciones sexuales y que amansó los aullidos del primer rock&roll, hasta las "boyband" de los 90's, el corpus de singles y álbumes es un 95% de corteza, de producto y marketing, ocultando un duro núcleo que pasa desapercibido al gran público, pero que es el verdaderamente meritorio. Creo firmemente que la originalidad, lo que se crea, convierte a un grupo o artista en solitario en bueno, malo, genial, o mediocre. La técnica, de por sí, es inexpresiva: si escucho a un guitarrista que, versionando un solo, lo acelera hasta el límite de las posibilidades humanas, lo admiro por su dedicación y aptitudes, pero no lo considero un artista: otro vendrá y, con más trabajo, lo dejará obsoleto. Sin embargo, la creación personalísima que puede suponer ese solo original tiene el valor de poseer una configuración nueva, única, a pesar de depender de una tradición.

Para calificar a un artista de "bueno" o "malo", me baso en una serie de puntos que creo conveniente presentar de esta forma:

1. Nada es bueno o malo per se, sino que ha de incluirse en un sistema para que cobre sentido por oposición. Y el sistema que analizo se llama "historia del rock" (que se inserta a su vez en "historia de la música popular", y éste en "historia de la cultura y la civilización", etc.), el cual ha sufrido una evolución y un desarrollo propios, que conduce irremediablemente a su estado actual, y donde cada una de sus piezas ha tenido mayor o menor importancia. Así que calculo el valor de un músico comprobando el nivel de mutilación que sufriría ese sistema, la "historia del rock", de retirar esa pieza: si la construcción se mantiene imperturbable, ese músico es relleno. Si se desmorona, es un genio. Se me podrá replicar que la "historia del rock" es un sistema que se modifica con cada nueva publicación, y ello es cierto: en medida proporcional se habrá de modificar nuestra consideración hacia determinados intérpretes, que con sus osadas creaciones se arriesgaron a ver su obra convertida en eslabón perdido o, por el contrario, piedra angular.

2. Lo bueno o malo no es lo que nos gusta o disgusta, y sobre este punto espero no tener que incidir. Es frustrante comprobar la cantidad de público que dice "Norah Jones es buenísima" cuando quiere decir "me gusta mucho", hasta el punto de confundir criterio y gusto. El gusto personal está cimentado en una serie de experiencias, en un largo moldearse del oído musical que comienza, quizás, tan pronto percibimos el primer sonido. Si nuestras experiencias musicales forman un conjunto A, nuestra respuesta emocional hacia una determinada obra será Z (esto sin tener en cuenta otros factores que sin duda influyen a la hora de percibir esa obra, subrayemos, emocional o sentimentalmente); cualquier modificación en A altera Z. Mi aproximación a la obra es intelectual, fría: es una disección, una operación quirúrgica en la que todo asomo de emoción queda en la sala de espera. Esto no quiere decir que no "sienta" cuando escucho determinado material, sino que me centro en los datos objetivos a la hora de establecer veredictos. Es, sin embargo, satisfactorio como pocas cosas comprobar que, a medida que la cultura musical se amplia, el gusto viene a coincidir con el criterio, en una identificación que nunca se da por completo porque, por suerte, la música nunca deja de sonar.


Y aún así, raras veces me centraré en resaltar la calidad de un músico. El objetivo principal del blog es el siguiente: establecer una cadena de plagios, herencias, préstamos, poner de relieve esas relaciones que configuran el sistema de la historia del rock. El método será simple: publicaré entradas para cada artista o grupo, incluyendo progresivamente en ellas anotaciones de concreta naturaleza referidas al conjunto de sus publicaciones (singles, álbumes, EP's...). Esas anotaciones consistirán principalmente en enlaces a otras obras en las que considero se basa, más o menos, el artista en cuestión. Ese plagio, herencia, influencia, préstamo... puede ser tanto melódico como rítmico, conceptual, de "sonido", estructuración, desarrollo...

Mi motivación principal es la siguiente: llevo varios años estudiando historias del rock de diversos autores, y siempre he tenido la impresión de que eran difícilmente asumibles por la mayoría del público, por la sencilla razón de que todos, en mayor o menor medida, mimamos con recelo nuestros gustos y preferencias, de forma que podemos y solemos rechazar de plano una afirmación acerca de determinado artista por el que sentimos admiración o repulsión, si no se corresponde con nuestra experiencia musical. Así, es posible que por culpa de esa "lealtad" que guardamos, estemos perdiendo la oportunidad de aprender de una crítica que, en mi experiencia personal, ha resultado ser acertada. Y no sólo rechazamos esa opinión alternativa sobre ese músico que es nuestra debilidad: en ocasiones nos cerramos a todo el trabajo del crítico en cuestión, por diferir con nuestra visión en un aspecto tan esencial para nosotros que se convierte en diferencia insalvable.

Con mi método, en cambio, espero ser menos "agresivo" para el lector: espero que se sienta más dispuesto a enriquecer ese conjunto que antes llamábamos A, y que esa alteración se transmita a la emoción Z que le produce la canción, disco o artista que ha buscado en el blog. Esto pretende evitar, a su vez, una tendencia que se da entre autodidactas, que consiste en formarse opiniones sobre la calidad de tal o cual intérprete basándose en la autoridad y argumentos de críticos de renombre sin haber escuchado realmente lo que ha de ser el verdadero foco de estudio: la propia música. Recomiendo, así y todo, utilizar este blog como un recurso accesorio a esas historias del rock, ya que ayuda a comprender ésta como ese continuo copy & paste que es, y a valorar esas pequeñas anomalías que, rara vez, se dan esa cadena de producción, y que sin duda constituyen las cotas más altas de la música rock.

P.S.: En España, según he comprobado, se denomina "rock" a un conjunto de géneros o subgéneros que limitan la perspectiva histórica de quien se anima a estudiarlo. En este blog utilizaremos el término rock, en sentido amplio, para referirnos a todo trabajo que podamos enlazar con el primer rock 'n' roll, por lo que incluirá además, por ejemplo, rap o música electrónica. Aun así, rock no deja de ser lo que la gente llame rock en un determinado momento.

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