lunes, 30 de mayo de 2011

John Fahey: Requia and other compositions for solo guitar (1968 - grabado en 1967)

Lo cierto es que el último grado de mi melomanía me ha dado consuelos inolvidables, pero en ocasiones me paro a pensarlo y llego a la conclusión de que conocer a alguien como yo sería totalmente desagradable. Empecé con las listas. Que si mejores discos de la historia, de la década, mejores guitarristas, 1001 discos que escuchar antes de diñarla... Normalmente basura, pero quizás descubras un disco entre todos que sea bueno de verdad, y no solo eso, sino que te abra las puertas hacia un género nuevo, toda una generación, época, o forma de ver la música. Para ello, yo me sacrifico escuchando los discos año por año, desde 1955 (aproximadamente), todos a la vez. Me lleno el mp3 con todo lo que encuentre, y hasta que no sea capaz de reconocer, digamos, el 90% del material (canción, disco, artista), no cambio de año. Hago esto en varios módulos, para que sea menos probable aburrirme. Por ejemplo, rock, jazz, avantgarde. ¿Que cuando no hay amor a primera escucha es un coñazo forzar el oído? Totalmente. Aunque al final te suele gustar más o menos todo lo que merezca la pena porque, obviamente, no incluyo toda clase de publicaciones, solo las que son suficientemente famosas para hacer las delicias de algún experto, sin ser conocidas para el público medio. Todo esto viene a que cuando, fruto de estos trabajos forzosos, descubra un disco que me la yerga, lo publicaré adjuntando un comentario nada técnico y todo libre, amén de algún vídeo o enlace para escuchar las canciones (incluso de descarga, si se tercia).

La primera noticia que tuve sobre un ser humano más o menos próximo que conociera a John Fahey llegó en forma de correo electrónico, un artículo en la web de un periódico bastante famoso en Españistán, donde se homenajeaba a este genio. Cuál fue mi sorpresa al advertir que, adjunto al texto, mi remitente había incrustado un vídeo musicado por Fahey, con una versión de... Layla. Ni de coña va a aparecer en este post, pero es significativo este episodio, porque pone de relieve que el trabajo de Fahey, al menos el más importante, y como todo material de nivel excelente, no es para todos los paladares, y no porque queden ciertos gustos excluidos de por vida, sino porque no es usual que un oído, sin algo de entrenamiento y sentido a la hora de juzgar música (poca gente que conozco tiene ambos), acepte sin reparos una primera escucha de lo que se nos ofrece en Requia and other compositions por solo guitar, y concretamente en las cuatro piezas que forman el gran núcleo del álbum, el Requiem for Molly. Es interesante jugar con los títulos: notar en uno mismo cómo cambia el paisaje psíquico que nos transmite la obra con el simple hecho de aceptar como más o menos válido su título. Hablaba de esto, hace un tiempo, con algunos estudiantes de historia del arte, uno de los cuales minimizaba la importancia del título en este sentido, basándose en ejemplos como los bebopers, que sin duda alguna, se cagaban en dar a sus grabaciones titulares con sentido (aparente). En mi opinión, la dejadez a la hora de bautizar esas obras es tan significativa como el más explícito de los títulos: dice mucho del espíritu del bebop, del ambiente, motivaciones y atmósfera general de aquella generación que en este sentido quisieran jugar como jugaban con sus instrumentos.

Así que es toda una experiencia tumbarse en la cama como quien se sienta en el banco de una iglesia, para prestar oídos a una misa de difuntos. Dejo en un link de Grooveshark con una playlist de las cuatro partes; desde ahí es sencillo encontrar el disco entero. Y si no a googlear, que ya somos mayores todos.

John Fahey - Requiem for Molly (las cuatro partes):



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